sábado, 18 de abril de 2009

Marlboro.

Uno, dos tres...cuatro cigarrillos y aun no llego al tope de mi propia marca personal.

Dicen que esto de fumar, perjudica. Que mientras más fumas, tus pulmones se hacen más negros...se pudren, se reducen a una nimiedad, y mueres. El doctor me ha dicho que pare, que todavía estoy muy joven...muy a tiempo para parar esta adicción. Yo solo asiento, y me sonrío. Le juego a la mustia. Si supiera que fumo desde los 13...tierna edad, no?


Pues nada tiene de tierna, señoras y señores. Estas a la mitad de una batalla invisible...ni niña, ni mujer. Territorio desconocido. Los niños ya no parecen idiotas. Ya sabes que lo son, pero te aventuras. Le juegas a la chica linda, y si tienes suerte, te consigues un boytoy. Viene el romance, carente de todas esas cosas que tu ingenuidad, y tu ceguedad de niñita tonta, no te permite ver...Aunque, siendo honesta, a los 13, de ingenua, solo tenía la cara. Todo lo aprendí gracias a él, y a su retórica, que me hizo caer.

Y así he caído muchas veces. Y por gusto.
Caí contigo, no una...muchas veces. Y hoy caí. Aunque se suponía que entre nosotros ya no había mas que la palabra Fin.
Errados estábamos entonces al creer que el fin para nosotros había llegado, porque al parecer no hubo tal. La maldita/bendita flama, se encendió una vez más por unas horas, y de nuevo me vi en tus ojos grises...de nuevo me imaginé nadando en tus palabras, y ahogandome en cada oración que salía de tu boca. Has logrado ahogarme tantas veces...pero siempre salgo a flote, siempre queda aquel salvavidas llamado razón y sensatez, reacciono entonces. Me levanto, y juro que no volveré a caer. Y he ahí la contradicción.

Quinto cigarrillo, damas y caballeros.
El quinto, pero no el último, porque sé que mañana regresaré, y estarás ahí, y entonces, y solo entonces, me moriré un poco más. Y no cometas el error de culpar al cigarrillo, si me muero lentamente, es por tí. Tú tienes la culpa, la cargarás, y siempre la tendrás.



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